Esteban Tula Santamaría «Legajo Reparado»
Escrito por La Colectiva Radio el 31 de agosto de 2023
Este año se cumplen 40 años de democracia y cada día se vuelve un poco mas difícil pensar en algo para festejar. Desde ya que, a diferencia de otros regímenes, la defendemos y luchamos para que continúe, pero no es menos cierto que las deudas políticas, económicas y sociales de las ultimas cuatro décadas no son, ni cerca, por lo que pelearon y hasta perdieron la vida miles de personas en la década de los setenta. La pelea contra la imposición de un modelo económico llevó a la mas sangrienta y horrorosa dictadura que dejó miles de fabricas y pymes quebradas, una deuda externa impagable, 30 mil personas detenidas desaparecidas y cientos de bebes sustraídos del vientre de sus madres. Ese modelo no pasaba sin represión.
A contracorriente de la manga de agoreros que añoran aquellos años de plomo, hay un puñado de militantes que, firmes en sus convicciones y determinados en sus pasos, siguen al igual que nosotres en la defensa y la exigencia de memoria, verdad y justicia. Y eso nos da motivos de festejo.
También festejamos los frutos de tanta pelea, y uno de esos frutos es la resolución que firmaron el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti y el secretario de Trabajo, Marcelo Claudio Bellotti, intimando a la empresa Xerox Argentina a corregir el legajo laboral de Cristina Catalina Galzerano, asesinada como consecuencia del terrorismo de Estado en 1977.
Cristina fue ejecutada ilegalmente por la patota militar y en la empresa la dieron por despedida “por justa causa a raíz del abandono de tareas”.
“La medida se ampara en la Ley N.º 27.656, sancionada en diciembre de 2021, que establece la inscripción de la condición de detenido-desaparecido en los registros laborales de aquellos trabajadores y trabajadoras que, al momento de su desaparición, estaban empleados en el sector privado aunque aparezcan como desvinculados por otras razones”, explicó Pietragalla Corti. De modo tal que la empresa Xerox tiene un plazo de 30 días para escribir una leyenda que informe sobre “la verdadera causa de su baja laboral, que fue el asesinato de Cristina como consecuencia del terrorismo de Estado, indicando el número y la fecha de esta Resolución Conjunta”.
Aquel domingo primaveral, Galzerano y su compañero de vida y de militancia José Luis Tagliaferro tenían una cita en parque Saavedra al mediodía. Iban a encontrarse con una pareja y sus dos hijitos para reorganizarse luego de meses de salvaje represión.
Cristina, de 31 años, fue con su hijo Esteban, de 6, y preparó comida para almorzar en la plaza. Esperaron varias horas, pero la pareja nunca llegó. Preocupados, guardaron sus cosas y pegaron la vuelta hacia su casa en la calle Guevara 30 del barrio porteño de Chacarita. Pese a la alerta no hubo, sin embargo, un signo de algo anormal en la rutina del día. Esa noche Cristina acompañó a su hijo a su cuarto, le leyó un libro y se despidió con un beso. “Ella por las noches solía hacerme la cena, me bañaba, me acompañaba a dormir y leía un cuento”, diría su hijo, mucho tiempo después. El pequeño Esteban la vio cerrar la puerta, se miraron y nunca imaginó que esa sería la última vez.
En la madrugada del lunes mientras todo el barrio dormía, un par de hombres derribaron violentamente la puerta de la casa: era un grupo de tareas de Campo de Mayo. Alertados, Cristina y su compañero José Luis subieron a la terraza y escaparon hacia techos linderos, no sin antes tomar las pistolas que les había dado la organización. “Alto el fuego, ríndanse”, gritaron los hombres, pero la pareja no cedió y se defendió con sus propias armas. En feroz y nocturna balacera, Cristina recibió dos tiros, uno inmovilizó su cadera. En el suelo, tendida boca arriba, los hombres la esposaron y poco después, sin mediar palabra, la remataron de un tiro en la nuca. Al mismo tiempo, José Luis Tagliaferro, su compañero, fue detenido y hasta hoy continúa desaparecido. El pequeño Esteban se sobresaltó de la cama con los disparos, sin saber qué había pasado con su madre. La patota militar luego lo llevó con su abuela. En el barrio el olor a pólvora permaneció en el aire tanto como los orificios de las balas en los muros de las paredes.
Cristina era militante del ERP (Ejercito Revolucionario del Pueblo) y era empleada en la empresa multinacional de impresoras y artículos electrónicos Xerox, en las oficinas de Leandro N. Alem y Tucumán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires . Allí no militaba, solo trabajaba haciendo tareas administrativas en el área de tesorería y contaba con un legajo impoluto y muy buenas referencias. Su activismo era en las calles.
A 46 años, y por primera vez en la historia argentina en casos de legislación laboral, la empresa privada deberá reparar el legajo de Cristina como una trabajadora víctima del terrorismo de Estado.
En «Son y se hacen» hablamos con Esteban «Tula» Santamaría, hijo de Cristina, y testigo involuntario, con solo 6 años, de aquella fatídica noche en que fue ultimada el 23 de Octubre del año 1977.
Esteban relata sus recuerdos, la despedida de su madre y nos lleva por un recorrido largo e incansable para llegar a la verdad. Esa verdad que se empezó a materializar en 2021, con la ley que obliga a poner en los legajos laborales de las empresas privadas los motivos reales por los cuales ese trabajador o trabajadora, de un día para otro, no volvió a su puesto.
Un relato crudo, real y emotivo que nos acomoda un poco y vuelve a encaminarnos en la senda que elegimos para pelear contra los poderes concentrados, saqueadores de nuestros recursos, represores de nuestro pueblo, especuladores de nuestros salarios, negadores de nuestros sufrimientos y defensores del empobrecimiento y la subyugación de los habitantes de nuestra tierra.
¡Ni olvido, ni perdón, ni reconciliación! ¡Cristina Catalina Galzerano! ¡Presente!
Entrevista Completa a Esteban Tula Santamaría
Fotografías cedidas y compartidas por Esteban Tula santamaría