Tercer Malón, entre la solidaridad, la judicializacion y la indiferencia
Escrito por La Colectiva Radio el 14 de septiembre de 2023
Entrevista a Marcelo Valko
Ha pasado más de un mes de la llegada del Tercer Malón de la Paz a la ciudad de Buenos Aires. Un grupo de alrededor de doscientos indígenas permanecen en la Plaza Lavalle, frente a Tribunales exigiendo ser atendidos por jueces de la Corte. Alrededor de ellos se despliega la solidaridad de algunas organizaciones, la indiferencia de otras y el acoso del gobierno de Larreta que pretende multarles por el uso del espacio público. Entrevistamos a Marcelo Valko, investigador del genocidio indígena y afrodescendiente.
El 1° de agosto, día de la Pachamama, llegó a Buenos Aires el Tercer Malón de la Paz proveniente de Jujuy. Más de 200 indígenas recorrieron la avenida Rivadavia desde la plaza Miserere, donde realizaron la ceremonia de este particular día, pasaron por el Congreso, por el Obelisco y culminaron su recorrido en el acampe que realizan algunas comunidades frente a la Casa de la Provincia de Jujuy.
Trajeron tres puntos para plantear: exigir a la Corte Suprema que se expida respecto de la inconstitucionalidad de la reforma “exprés” ejecutada por Gerardo Morales el gobernador jujeño, solicitar al Congreso de la Nación la intervención a la provincia de Jujuy y que el Congreso elabore y sancione la Ley de Propiedad Comunitaria Indígena.
En la primera quincena de agosto el presidente Fernández los recibió dos veces, después nada. Silencio absoluto de diputados, senadores, jueces, prensa y medios de comunicación concentrados. De Hormigas y Cigarras se comunicó el martes 12 de setiembre con Marcelo Valko, investigador del genocidio indígena y afrodescendiente.
“Este Malón de la Paz, que asume el nombre de aquél Malón de la Paz de 1946 viene a Buenos Aires por lo mismo que vinieron hace 80 años: por injusticias del poder. En aquel momento había un oligarca que había sido diputado, senador, gobernador, dueño del ingenio San Martín del Tabacal, que pagaba con chapitas que decían “vale dos kilos de yerba, cinco kilos de carne”, había derecho de pernada, prima nocte. El látigo del capataz era el que impartía la justicia. Y el Malón, esos coyas, 174 que yo los tengo en el libro “Los indios invisibles del Malón de la Paz”, con prólogo de Osvaldo Bayer, bajan a Buenos Aires para solicitarle a papacito Perón que los defienda de todo esto que acabo de enumerar. 80 años después el “malo de la película” es otro pero en realidad es el mismo.”, así comenzó Marcelo Valko la descripción de este momento, de este Malón, trazando un paralelismo con lo ocurrido en 1946.
Cambian los nombres, como lo señala. Hoy es el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, a quien define como un “extraordinario empleado de las megamineras” que “llega al colmo de hacer una reforma de la constitución provincial a pedido de boca de esta gente”. Posteriormente destacó que el gobernador jujeño no hizo solo la reforma, sino que contó para ello con los votos, la complacencia del peronismo, y remarcó que “(…) cuando hay tanta plata en juego, no hay grieta. La grieta es para los giles, para nosotros”.
Para enfrentar esa voracidad que representa el nuevo marco legal que pretende Morales para su provincia, primero se organizaron para resistir en sus territorios y además, viajaron a Buenos Aires. Sobre como fueron recibidos opina ahora Marcelo Valko: “Fueron recibidos básicamente con indiferencia. A diferencia de lo que sucedió con aquel Malón de la Paz, porque le gobierno peronista de Juan Perón se había montado en el malón, por eso salían en las tapas de los diarios, salían en Sucesos Argentinos…obvio, 25 días después que llegaron los secuestró y después deciden por hecho lo pedido. Y acá, cuando llegaron hubo un cierto acompañamiento, tibio, de algunas organizaciones y después se fue diluyendo. Y ellos no van a conseguir ese objetivo, porque por ejemplo, el gobierno de Fernández, que fue elegido a dedo por Cristina Kirchner, que eligió a Massa también a dedo, Fernández creo una comisión para investigar estas denuncias de los coyas. Ahora fijensé: unos megamineros crean una comisión para investigar denuncias contra megamineros. Ustedes que piensan ¿esa comisión va a llegar a algún lugar?”
Valko convocó luego a León Felipe recordando su poema “Qué pena”. «¿Quién lee diez siglos en la Historia y no la cierra al ver las mismas cosas siempre con distinta fecha? se preguntó antes de volver a los acontecimientos de 1946. Estamos viendo una reedición, sólo que en aquel momento los alojaron en un lugar bastante esquizoide, como el Hotel de los Inmigrantes, pero por lo menos era un lugar decoroso, ahora están tirados en el piso en la plaza Lavalle. Y hay distintas actividades que se hacen (…) pero ellos no vinieron ni para ver a Valko ni para escuchar a cantantes a la noche que vienen, que está todo muy bien, pero ellos no vinieron para eso, no vinieron a escuchar conciertos. Ellos vinieron para que esto se solucione y volver rápido a casa”.