APRESANDO AL SOBERANO

Por Pablo Mauro

Este viernes dos de febrero fue la tercera jornada consecutiva  de violencia institucional en las inmediaciones del palacio legislativo. En la medida que el tratamiento en Diputados llegaba a su fin con la aprobación en general del proyecto de ley ómnibus, en la plaza de los dos Congresos un mesiánico operativo de fuerzas de seguridad nacional intentó hacer sentir el escarmiento a todo aquel que no estuviera de acuerdo con la particular mirada presidencial. La represión de Bullrich tiene tres objetivos. El primero es aterrar a quien ose ejercer  su derecho constitucional de peticionar ante las autoridades, aunque ocupen las veredas. En segundo término hacerle saber a la prensa que no es “gratis” difundir los atropellos de las “fuerzas del cielo”.Y el último es engordar el capital político de una ministra que no para de encadenar fracasos en su extensa y decadente trayectoria política. Alrededor de las 19- horario dispuesto para la centralidad del Festivalazo Cultural contra la ley, el DNU y el Protocolo (autorizado por el gobierno porteño)- los uniformados comenzaron a provocar a los manifestantes para diseñar una represión  condimentada con gases, balas de goma y una docena de detenidos. El menú gourmet incluyó atropellar jubilados, golpear periodistas y concluir la faena con la última “exquisitez», esperar que no hubiera manifestantes para gasear y detener transeúntes inadvertidos. En definitiva en momentos en que el viernes le daba paso al sábado el barrio de Congreso estaba saturado de “Fuerzas del Desorden”, ambulancias del SAME e imágenes propias de una Buenos Aires en guerra, mientras Patricia despuntaba el vicio de propinar caracteres en la red X. 

Fueron parte de la movilización  la Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA-A), el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (Sutna), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), Izquierda Socialista, el Polo Obrero, Partido Obrero, Libres del Sur, Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST),  Jubilados Insurgentes, Unidos por la Cultura,  Asambleas Barriales, trabajadores sueltos y más. 

Nos parece importante expresar que está en juego la democracia. Así como los Faraones, el excéntrico ocupante del sillón de Rivadavia cree tener la clave del wifi de Dios. Y por tanto  como los reyes y los zares  se considera soberano. En aquellos sistemas de gobierno los pueblos aportaron con su hambre al beneplácito  de gobernantes y delfines ( ¿ te suena la palabra casta?). En democracia quien gobierna  es el pueblo.  Y es a través de sus representantes, que en ningún caso deben ir contra los intereses del conjunto. No votamos cada cuatro años a un César. No vamos a quedarnos callados mientras desdibujan, aún más, nuestras vidas y las instituciones. Leyes y decretos escritos en estudios de multinacionales. Los diputados “dialoguistas”  reuniéndose con representantes del Ejecutivo desconocidos y asesores ad honorem sin lugar en el organigrama del Estado. La certeza de que vamos a sufrir y una amenaza de que vamos a perder las garantías constitucionales si expresamos nuestra disconformidad. Todas juntas son piezas de un rompecabezas que no queremos armar.

*Foto de portada Reuters/ fotos internas Getty Images

TELAM