¿Nos imaginamos un país sin la UBA?

Me resulta imposible imaginarnos siendo un país sin universidad pública. Lo intento. Cierro los ojos ¿cómo sería? Y aparece entonces una animación vertiginosa y angustiante donde empiezan a desvanecerse escenas de mi vida, de la tuya, de la de todes. Por ejemplo de les chiques de La Rabona, programa de radio de les alumnes del Colegio Carlos Pellegrini acá en La Colectiva, con quienes estuvimos hablando de cuáles eran sus proyectos a futuro, sus intereses y que quieren seguir estudiando.

Entre toda la variedad de carreras que han pensado emerge claramente la UBA, la gran usina de conocimiento e investigación junto a todas las universidades públicas argentinas. ¡Orgullo nacional si los hay! Cesar Milstein, Adolfo Pérez Esquivel, Luis Federico Leloir, Bernardo Alberto Houssay, y Carlos Saavedra Lamas, todos premios Nobel que habitaron sus aulas y como muches otres nos representan en el mundo. Faltan mujeres si, ya vendrán…

Por eso nos causa tanto dolor y estupor escuchar a las autoridades de las diferentes universidades nacionales denunciando el desfinanciamiento que sufren y que de seguir esto solo tendrán fondos para llegar agonizantes al mes de junio. En este momento la UBA cuenta con un presupuesto asignado igual al de enero 2023 mientras vivimos una inflación interanual del 276%, alrededor del 94% de los fondos se destinan a salarios docentes y no docentes y el resto a gastos de funcionamiento. Dependen de la Universidad de Buenos Aires 71 institutos de investigación y 6 centros hospitalarios que atienden a mas de un millón y medio de pacientes. Estas medidas atentan contra nuestra identidad, la educación, la investigación, el conocimiento y la vida.

Al respecto, el martes 2 de abril en el programa informativo de Radio La Colectiva «Son y se hacen», se realizó una entrevista con Ana Arias, trabajadora social y decana de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. La decana describió la situación, no ya como un ajuste, sino como «un atentado a las universidades públicas». Un ajuste se entiende cuando se establecen prioridades, pero en este caso no hay manera de funcionar con este presupuesto, y además no existen propuestas alternativas de sistema universitario por parte del gobierno de Javier Milei. De no cambiar esta situación estaríamos hablando del cierre de las universidades o de la transformación total de la universidad pública tal y como la conocemos. Se convertiría en algo muchísimo mas chico vinculado a las élites y de allí a arancelar habrá solo un paso.

Nos pregunta Ana Arias ¿para qué sirve entonces una universidad? Sirve para mejorar las posibilidades de movilidad ascendente de una población para la formación y sobre todo sirve para pensar las reglas de lo común. Un planteo distinto de sociedad. En la actualidad se cierra el Fondo de Incentivo docente cuya finalidad es equiparar, desde un piso común el salario docente de manera federal y por otro lado se brindan vouchers para financiar a quienes eligen la escuela privada para sus hijes empleando el doble de dinero del FONID. Los datos son irrefutables, en los últimos años el sistema universitario argentino creció y demostró haber aumentado la cantidad de graduadas y de graduados así como la cantidad de ingresantes en todo el territorio nacional.

Agrega Arias además que el sistema público universitario sigue siendo elegido por el conjunto de los sectores sociales de la Argentina. Seguramente en esta destrucción planificada de las universidades públicas habrá un especial ensañamiento con las universidades mas nuevas, con menos tradición, que además facilitaron la llegada de amplios sectores de la sociedad que quizás no podrían haber llegado. Esto además tiene que ver con el desarrollo de la Argentina en un sentido federal, y es necesario para el propio despliegue de las fuerzas privadas también. El desarrollo de la universidad pública no es anticapitalista, favorece a quienes la transitan y a quienes no de maneras directas e indirectas.

Según Ana Arias debemos volver a explicar por qué la universidad pública es importante para el conjunto de la sociedad y sirve para pensar la cuestión productiva, la cuestión de la salud, de las violencias, necesitamos un buen sistema universitario para tener una mejor sociedad. Debemos pensar, a quiénes nos importa lo colectivo, en que el desarrollo individual no es contradictorio con lo colectivo, es un ida y vuelta. Le preguntamos a la decana qué está pasando con les estudiantes universitarios y su movilización. Nos relata que en la Facultad de Ciencias Sociales ven mucha preocupación en los estudiantes y también hay un efecto de shock, se vive un clima de desazón, son pocos meses con este gobierno y sus medidas, seguramente aumentará la conflictividad organizada en breve. Lo que se puede rescatar si es que a diferencia de otros momentos hoy todo el mundo tiene claro que la disputa no es solo sectorial sino del conjunto del Estado.

Para Ana Arias ha habido en los últimos años apuestas para sostener lo colectivo pero también un incremento muy bestial, y para eso debemos comprender lo sucedido en la pandemia, de la necesidad de gente que quedó muy sola teniendo que hacer frente a sus problemas más urgentes de manera solitaria, y piensa que parte del enojo que hay ha posibilitado estas opciones electorales tan destructivas, y ese enojo es con una sociedad que los ha dejado muy solos.

Las universidades publicas son parte de nuestra identidad nacional. A defenderlas!

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