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Marxismo Salvaje – 09-11-2016

Escrito por el 10 de noviembre de 2016

Miércoles 20:00 – 21:00 hs – Marxismo Salvaje
EDITORIAL: Contra las interpretaciones que hacen de la Revolución Rusa o bien el mito sagrado de los santos proletarios, o bien la prueba totalitaria de que no hay alternativa al capitalismo, afirmamos la necesidad de una revolución emancipatoria ayuna de ilusiones . CONVERSACIONES: charlamos en el estudio con Martín Braña * (Historiador, Titular de la cátedra de Historia de Rusia de la carrera de Historia de la UBA) y, por teléfono, con Adrián Piva (Sociólogo). CIENCIA Y TÉCNICA: Agustín Santella inauguró su columna con preguntas a propósito de la utilidad y funcionalidad sociales de la ciencia, sus modos de financiamiento y sus circuitos de consumo. Nos visitó Isadora, quien ayudó a Nico Piva en la operación del programa. Escuchamos Jethro Tull, Neutral Milk Hotel y al Trío Los Panchos. Repetición: Viernes 16Hs
Escuchar: http://audios.lacolectiva.org.ar/MaS-2016-11-09.lite.mp3
 
 
REVOLUCIÓN RUSA
La Revolución Rusa de 1917 no termina de pasar a la historia. Aunque sus protagonistas están cómodamente muertos desde hace décadas, los marxistas seguimos discutiendo en el marco de los límites políticos que impusieron los bolcheviques con su triunfo.
La estructura y el funcionamiento interno del partido revolucionario, la vía para acceder al poder, la manera de poner en práctica la dictadura del proletariado, la subordinación de la clase trabajadora al partido, todo esto y mucho más fue fijado por la experiencia bolchevique.
Varias generaciones de marxistas se educaron considerando a la Revolución de 1917 como el modelo a seguir. Por supuesto, el estalinismo fue sometido a multitud de críticas. Pero siempre se procuró separar las atrocidades estalinistas y la experiencia bolchevique. Stalin fue un traidor a la Revolución y el responsable de la degeneración de la misma: éste fue el dictamen de los críticos. De este modo, se convirtió en pieza indispensable de la reivindicación de la Revolución. Para que ésta se mantuviera inmaculada era necesario un chivo expiatorio que cargara con todos los crímenes: Stalin sirvió perfectamente a este propósito.
Lenin, Trotski y los bolcheviques eran seres puros e infalibles. La Revolución Bolchevique fue un triunfo inapelable del proletariado y marcó el camino a seguir. Stalin traicionó y eso explica la derrota de la Revolución. Si se quiere un poco más de sofisticación en la explicación, se agregan los efectos de la Guerra Civil y la intervención imperialista. La mesa está servida para clausurar todo debate.
Sin embargo, la historia real es un poco más compleja.
En 1923, Lenin decía que “los primeros cinco años nos han llenado la cabeza de no poca desconfianza y escepticismo”. El principal dirigente de la Revolución advertía que las cosas no marchaban tal como los bolcheviques habían imaginado en 1917. La Revolución no se había expandido a Europa occidental, la Guerra Civil había arrasado la estructura productiva rusa y los bolcheviques gobernaban en soledad, habiendo implantado una dictadura del partido que envió a prisión a los anarquistas y las distintas variantes del socialismo ruso. Los Soviets (las asambleas de obreros y campesinos que jugaron un papel central en la Revolución) eran organismos formales, pues las decisiones importantes eran tomadas por el partido. Asi, el Partido Comunista era una organización cada vez más burocratizada, en la que estaban prohibidas las corrientes internas.
 
A cinco años del triunfo, Lenin se preguntaba: “¿podremos mantenernos con la producción de nuestros pequeños y muy pequeños campesinos, en este estado ruinoso, hasta que los países capitalistas de Europa occidental culminen su desarrollo hacia el socialismo?”. Lenin era consciente de que los bolcheviques debían administrar la pobreza hasta que se produjera un cambio en la situación internacional.
La Revolución Rusa de 1917 fue el acontecimiento político más importante del siglo XX y el triunfo más notable obtenido por la clase trabajadora hasta la fecha. Sin embargo y paradojicamente, desembocó en una tremenda derrota de la clase, hecho para nada novedoso pero necesario de aclarar ya que a la hora de construir una política revolucionaria se sigue pensando y construyendo dentro de los marcos del legado del modelo bolchevique. El peso del triunfo aplastó la reflexión crítica de lo posteriormente acontecido.
 
El socialismo tiene que ser algo más que administrar la pobreza, requiere el establecimiento de la democracia más extensa y profunda posible. El socialismo necesita de la organización autónoma de la clase trabajadora. Estas ideas tienen que ser incorporadas definitivamente al debate político sobre la Revolución Rusa, en la medida en que este debate esté dirigido hacia el presente y el futuro de la clase obrera y de la izquierda.
 
Lenin escribió en 1917, poco antes del triunfo de la Revolución: “Bajo el socialismo, todos intervendrán por turno en la dirección y se habituarán rápidamente a que nadie dirija.”
 
La comparación entre sus expectativas y el desarrollo posterior de la Revolución es un buen camino para transformar a este suceso en un hecho terrenal.
 
A 99 años de la Revolución Rusa, es hora de abandonar las ilusiones y los mitos. En tiempos en que todo parece ir mal, en que la derecha avanza en todos los terrenos, es preciso llamar a las cosas por su nombre y ejercitar una vez más las armas de la crítica. A sabiendas, como mostraron los bolcheviques, que esta crítica es impotente si no va acompañada de la crítica por medio de las armas.
Marxismo Salvaje 09/11/2016

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