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El ejército israelí continúa la masacre en Gaza

Escrito por el 8 de noviembre de 2023

Informe de Gerardo Leibner desde Tel Aviv

En el día de ayer pasaron de 10.000 las personas asesinadas en la Franja de Gaza por las bombas israelíes. Además, según cifras que publica la agencia de la ONU, UNRWA, más de 23.000 personas han resultado heridas desde que comenzaron los bombardeos y a esta cifra se suman las 2.000 personas reportadas como desaparecidas, presumiblemente bajo los escombros de edificios destruidos, entre ellas 1.100 niños y niñas. Mientras, dentro de Israel, las fuerzas de seguridad irrumpen de madrugada en las viviendas de palestinos que son ciudadanos israelíes para hacer detenciones, tal el caso de la joven Ahed Tamimi, símbolo de la resistencia del pueblo palestino.

Por su parte, al cumplirse un mes del ataque de Hamas en territorio de Israel se realizó una actividad en el Obelisco porteño y en otros puntos de la ciudad, para pedir por la restitución de las personas secuestradas, en particular de los niños, niñas y adolescentes. En la mañana de este martes 7 de noviembre nos comunicamos con Gerardo Leibner. Desde Tel Aviv, el historiador brindó un amplio panorama sobre la situación en la Franja de Gaza, sobre cómo transita la sociedad israelí estas horas alentada por un gobierno con componentes Judio-Nazis y sobre la situación en la región, que se encuentra ante un panorama aún más sombrío de continuar la escalada de violencia.

Gerardo Leibner – ¿En la región? Bueno, hay que hablar por partes. En Gaza la situación es dramática, ya hoy han pasado los diez mil muertos desde el comienzo de esta escalada bélica. Pero más aún, hay alrededor de un millón y medio, de un total de dos millones 200.000 personas que viven en Gaza, un millón y medio de desplazados que se encuentran en situación muy frágil, con muy escaso acceso a agua potable, casi sin electricidad en la mayoría de los lugares. Los hospitales están medio colapsados en una situación muy incierta y muy peligrosa. Creo que lo de Gaza es inaceptable…En Israel, hoy se cumple un mes del ataque del 7 de octubre. Según la tradición judía, al mes es cuando los familiares acuden a los cementerios y hoy está muy marcado por eso, por la muerte de alrededor de mil cuatrocientas personas. Hay decenas de miles de soldados reservistas movilizados, la vida cotidiana oscila entre el temor ante el ataque de misiles una o dos veces al día, depende en que parte del país. Hay sectores que están funcionando, hay sectores que no. La movilización al ejército repercute también en el movimiento económico y el sistema educativo está funcionando a distancia, lo cual implica que muchos padres y madres no puedan acudir al trabajo. También, varias decenas de miles de israelíes que viven habitualmente cerca de la frontera con Gaza o cerca de la frontera norte con El Líbano han sido desplazados o por el ataque del 7 de octubre o por las escaramuzas constantes entre Israel y Hezbolá en el sur del Líbano, (ante el temor) que se conviertan en una verdadera guerra.

 

De Hormigas y Cigarras –  Hablabas de decenas de miles de reservistas ¿Van de buen ánimo?

 

GL – La población israelí, en su inmensa mayoría, esté en un ánimo de venganza. Siente que el ataque del 7 de octubre le ha demostrado la existencia de una amenaza existencial, hoy los grados de motivación son muy altos, de los reservistas y de la población en general. Eso es muy peligroso y es abonado también por los grandes medios de comunicación (…) Tienen una actitud guerrerista e incentivan la idea de que Israel se está defendiendo y que no tiene más alternativa que ser cruel en el ejercicio de su autodefensa para erradicar el terrorismo. Y eso permea a la inmensa mayoría de la población.

 

DHC – ¿Qué está pasando con los habitantes de Israel que rechazan la agresión a Gaza?

 

GL – Aquí hay que hacer una distinción entre la población judía de Israel y la población árabe. Entre la población judía de Israel, quienes nos oponemos a esta política de guerra y de  crímenes de guerra somos una ínfima minoría. Uno siente el  aislamiento y la presión social. Claro, cada uno en los ámbitos donde se encuentra la recibe más fuerte o tiene más espacio para expresarse. Otra cosa, mucho más grave es lo que sucede con la población árabe de Israel, que es el 20% de los ciudadanos. Precisamente, por ser ciudadanos palestinos del Estado de Israel tienden a identificarse con el dolor de ambos lados y ahí sí hay una campaña macartista muy seria. Han despedido a mucha gente de sus lugares de trabajo por haber expresado en medio sociales su oposición a lo que Israel está haciendo en Gaza. En varias universidades y colegios han suspendido a estudiantes y hay grupos de derecha que tratan de crear una especie de “caza de brujas” contra quienes consideran que hacen apología del terrorismo, cuando la apología del terrorismo es oponerse al terrorismo de Estado.

 

DHC En medio de esto que describís, la propuesta de un ministro de tirar una bomba atómica…

 

GL – Quien lo dijo representa al sector kahanista, que proviene de la tradición del rabino Kahane, que es un sector considerado por muchos israelíes como un sector nazi. Son judios nazis que solamente convierten a los palestinos en lo que los nazis convertían a los judíos. Ese sector tiene poder político porque Netanyahu lo necesita para armar su coalición. Es un sector pequeño, pero lo más lamentable es que en este ambiente actual de dolor, de auténtico dolor por lo sucedido el 7 de octubre, y de venganza, es que esas palabras representan el sentir de sectores no pequeños de la sociedad. Claro que es un disparate total, porque en este país tan pequeño, una bomba nuclear en Gaza significaría la destrucción de casi todo Israel también. Pero más allá de la estupidez, hay una barbarie,  una concepción brutal que lamentablemente existe en grandes sectores de la población que si pudieran lo harían. No es la mayoría de la población israelí y hay dentro del gobierno todavía algunos frenos morales o por lo menos pragmáticos, para realizar este tipo de barbaridades.

 

DHCNos llega información sobre que algunos ya no quieren estar más en Israel ¿Es una corriente?

 

GL – Si, pero es una corriente que ha tomado fuerza antes de esta guerra, en torno al nuevo gobierno con la ultraderecha, a sus intentos de desplazar al poder judicial, de fortalecer un ejecutivo violador de derechos ciudadanos. Entonces, hay muchos israelíes que han emigrado o que han empezado a ver las posibilidades de emigrar durante el último año. Emigrantes que tienen otra patria a donde migrar, pero también israelíes nativos que perciben que se están gestando las peores tempestades del futuro. Hay otros que reaccionan de otra forma, “yo acá me quedo y la peleo”

 

DHC – ¿Qué perspectivas ves para esta próxima semana? Nos imaginamos que pensar más allá de unos pocos días para adelante no debe ser sencillo

 

GL – Hay muchos elementos que son difíciles de prever para donde puede disparar este conflicto. Hay una gran incertidumbre relacionada con El Líbano ¿Hasta donde Hezbolá va a llevar lo que considera su solidaridad armada con los palestinos en Gaza? Si llega a haber en estas escaramuzas demasiadas muertes de civiles, eso puede rápidamente desencadenar en una guerra y eso es incalculable lo que puede suceder ahí, porque Hezbolá es mucho más potente que Hamas, tiene más capacidad de fuego y El Líbano es otro país. Israel va a tener que luchar en dos frentes y va a tener la justificación, nuevamente, de ser agredido. Y también hay una flota norteamericana frente al Líbano y eso puede repercutir en toda la región de una forma que es muy difícil de calcular. Uno sabe cuando se tira la primera bala, pero no sabe hacia donde eso lleva. Entonces, ese es un elemento que crea incertidumbre. Si no se extiende la guerra al Líbano, entonces, la presión internacional, si llega a crecer, puede ser una clave importante para obligar a Israel a un alto el fuego, para obligar a un canje de prisioneros. Hay que recordar que hay cientos de israelíes en este momento secuestrados por Hamas en Gaza, que peligran precisamente por los bombardeos y hay miles de presos palestinos en las cárceles israelíes. Un alto el fuego y una negociación de intercambio de prisioneros puede empezar a dar algún efecto, pero para eso, sólo desde afuera.    

 


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