Canción actual

Título

Artista

Programa actual

Música Colectiva

00:00 10:00

Próximo programa


Cachorro: breve tratado de filosofía paterna. Entrevista a Agustín J. Valle

Escrito por el 15 de abril de 2018

Agustín J. Valle. Nació en Buenos Aires en 1981. Entró a estudiar Historia en la UBA pero era 2001 y dejó. Aprendió con Ignacio Lewkowicz hasta su muerte. Después estudió filosofía política con Diego Sztulwark. Participó del Colectivo Inmediato, de pensamiento y escritura, del ciclo de lecturas Ensayos en Vivo y su sello artesanal Ensayos de Libro.
La importancia de deconstruir la paternidad…

Es importante deconstruir la paternidad porque la paternidad de distancia, la del padre castrador, es el primer operador de la inscripción de la ley y del mandato de lo abstracto y del deber en la subjetividad. Se inscribe lo abstracto, lo distante, la obediencia, el deber. Y la discusión sobre el fundamento del poder. Porque el poder del padre no tiene otra justificación que el poder del padre. Del mismo modo que el poder del dinero y el poder de la ley no tienen otra justificación que el poder del dinero y el poder de la ley. En ningún lugar está escrito que hay que obedecer la ley, la ley lo presupone. El trasfondo es una relación de fuerza, la ley presupone su obligatoriedad, enuncia el conjunto de las obligaciones. El carácter arbitrario de la ley se naturaliza primeramente en esa figura del padre castrador, donde lo que hace es poner límites, instalar lo que no, con lo que no se juega y lo que sí se debe (cosas que en una paternidad presentista pueden hacerse, pero son laterales, accesorias). Y esto instala el deber y esto prepara a los sujetos para la condición deudora, siendo la deuda acaso el mecanismo de sujeción contemporáneo más importante.

Pero además es un problema para los varones padres, a quienes se nos instala que hay algo más importante que perder el tiempo en esa escena doméstica babosa con el bebé, que es la esfera de la producción, la esfera económica y de reconocimiento, de modo que nos vemos empujados a menospreciar (aún con tristeza y sin quererlo, es decir de hecho) una escena de amorosidad y alegría inmediata por una de miedo, esperanza esclavista y competitividad…

Etiquetado como:

Opiniones

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos obligatorios están marcados con *