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«A los Saltos buscando el cielo» Claudia Teodori

Escrito por el 27 de diciembre de 2024

En el contexto del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres que se conmemora todos los 25 de noviembre de cada año, la Red Acercándonos, integrada por el Centro de salud y acción comunitaria N° 34 de la Comuna 11, la Biblioteca y Librería Popular Literatura Inclusiva (ByLPLI), y Radio la Colectiva, llevó adelante la jornada “Alzar la Voz”. Esta iniciativa, que incluyó posta de salud, juegos en la vereda y radio en vivo, tuvo como objetivo visibilizar y concientizar sobre la violencia que sufren las mujeres y diversidades y pensar la salud desde una perspectiva integral. Dicha actividad se realizó el martes 26 de noviembre en las instalaciones de Radio La Colectiva, en el barrio porteño de La Paternal.

Durante la jornada entrevistamos a Claudia Elisabet Teodori socióloga (UBA) y magíster en Epidemiología, Gestión y Políticas de Salud (UNLA). Es docente e investigadora. Realiza tareas de educación para la salud e investigación en los hospitales José Penna y Teodoro Álvarez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ha desarrollado estudios sobre salud, derechos y género, con publicaciones y presentaciones en eventos científicos nacionales e internacionales. Forma parte de DECIDIR e integra el equipo del Programa Antropología y Salud del Instituto de Ciencias Antropológicas (Facultad de Filosofía y Letras de la UBA).

Lo más importante es que Claudia Teodori se presenta a sí misma como docente e investigadora, pero sobre todo como trabajadora de la salud. Nos cuenta que las mujeres emprenden un camino muy largo cuando reconocen que están atravesando una situación de violencia. Lo primero que encuentran es el entorno cercano, que puede ser contenedor y ayudar a visibilizar el problema o por el contrario puede ser facilitador para seguir tapando y naturalizando la situación de agresión. Estas mujeres recurren muchas veces a instituciones públicas (seguridad, justicia y salud) y por otro lado también se acercan a organizaciones de la sociedad civil y espacios comunitarios. En este momento en la ciudad de Buenos Aires hay un gran abanico de espacios, que escuchan y dan diferentes respuestas a las mujeres, pero a nivel nacional han mermado mucho los recursos, lo que no contribuye a que las mujeres busquen apoyo, atención y respuestas para resolver sus problemas. Esto hace más largas esas trayectorias y caminos que deben emprender cuando pueden ponerle nombre a la violencia.

Claudia nos cuenta que las intervenciones a nivel institucional son deficitarias. Si bien las mujeres denuncian, no encuentran respuestas acordes a sus necesidades. Inclusive dentro del sistema de salud muchas veces no hay profesionales capacitados para detectar los signos de violencia, que no siempre son tan explícitos. Por ejemplo hay mujeres que no vienen con lesiones físicas, pero tienen problemas de salud recurrentes, trastornos del sueño y distintas afecciones que con mayor capacitación y ampliación de la percepción de los distintos profesionales de la salud podrían rápidamente detectar y dar mejores respuestas en articulación con otros sectores, tanto estatales como de la sociedad civil. Dice: “Falta mucho en esto, que es el trabajo en redes y conocer recursos, porque a veces si uno se encuentra con una situación de violencia en una mujer, no sabe que hacer y prefiere como profesional de salud no detallar demasiado, no entrar demasiado en el tema, porque no sabe cómo resolverlo. Se siente solo o sola para conducir a la mujer. Todo eso requiere capacitación permanente de todos los funcionarios y equipos profesionales”

Claudia expresa que en esta última década hubieron dos momentos: uno con muchos avances en términos normativos, legislativos y programáticos, donde se crearon muchos dispositivos, abordajes, instalación de líneas de atención telefónica, incluso la incorporación legislativa de nuevas modalidades de violencia, como la violencia política por razones de género y el otro que se dio a partir de la pandemia, donde el aislamiento recrudeció la violencia de género, aumentaron las tareas de cuidado y sobrecarga para las mujeres y se incrementaron considerablemente las denuncias de violencia. Asimismo hubo cierto repliegue y cierre de algunos dispositivos que atendían en forma presencial y se pusieron restricciones para el ingreso en determinados espacios de refugio. Pero es a partir del 2024 donde se observó un franco retroceso en avances normativos con el cierre del Ministerio de Mujeres y Diversidades y la actual desactivación de una Dirección de Géneros y Diversidad en el Ministerio de Salud de la Nación que produjo materiales muy valiosos para el ámbito de la salud. Claudia dice: “Las mujeres para poder sostener una vida libre de violencias necesitan recursos, no solo que les reciban la denuncia sino que necesitan apoyos diferentes, porque disminuyen sus posibilidades de manutención de ellas y de sus niñes. Necesitan donde vivir, a veces tienen que ir a otro lado y todos esos recursos se diluyeron. Entre otras cosas se redujo un 80% el programa “Acompañar”, se despidieron al 38% de los funcionarios y empleados. Ese programa que daba apoyo hoy tampoco funciona como debería… entonces se hacen súper difíciles estas trayectorias de las mujeres en este contexto”.

También señala que en Latinoamérica contabilizamos femicidios como un estándar, donde las cifras nunca disminuyen y año tras año son bastante estables. El año pasado los femicidios directos fueron 250 según el Registro Oficial y a mitad de este año ya íbamos superando las cifras del año anterior.

Por otro lado sostiene que el intento discursivo de considerar a las violencias como violencias generales sin diferenciarlas, forma parte de la involución que estamos sufriendo en la actualidad las mujeres. Lo que se está intentando con este tipo de discursos es invisibilizar las desigualdades de género, las diferencias que hay, las jerarquías, las desigualdades y la violencia que recae mayoritariamente y sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres.

Pone el foco en la violencia que viven, las niñas, adolescentes y mujeres mediante las redes sociales y sostiene el gran retroceso que estamos viviendo como país, siendo el único en el mundo que votó en contra mientras otras 170 naciones lo hicieron a favor de una resolución de Naciones Unidas para impulsar la protección de las mujeres y niñas y la eliminación de las violencias en los entornos digitales.

En relación a qué hacer como sociedad para transmitir a las niñas y adolescentes a no naturalizar la violencia en todos sus aspectos incluído el virtual, dice: “Me parece que eso implica una respuesta social amplia que necesita y requiere de cambios culturales, de ajustes permanentes, de tener una alerta en la producción y en lo que consumen todes les jovenes”. Destaca la importancia de la Educación Sexual Integral (ESI) para abordar todas estas temáticas que atraviesan a les jóvenes y también a los adultos. Expresa: “Lo que vimos es que la ESI es absolutamente necesaria y poderosa. Incluso hay estudios de UNICEF que indican que el 70% de les niñes que sufrieron abusos sexuales en la infancia, lo pudieron verbalizar, contar y pedir ayuda a partir de que habían tenido educación sexual integral, eso es imprescindible. Habría que continuar en esa línea, profundizar estrategias y adaptarlas a los contenidos y nuevos desafíos que que comportan las redes, la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías. Se requiere muchísimo trabajo de especialistas”. Resalta la importancia de financiar y profundizar las investigaciones en estas temáticas actualizadas y sostiene que es fundamental que escuela y familias trabajen juntas la ESI. Agrega: “Algunos discursos tienden a hacer creer que trabajar con educación sexual, que las bibliotecas de las escuelas tengan material para poder problematizar con sus docentes temas tan delicados como por ejemplo una violación, sea un estímulo para que se sexualicen tempranamente. Esto contribuye a generar ignorancia, porque todo lo que tiene que ver con trabajar estos temas de manera cuidada lo que hace es prevenir, es proteger a les niñes, fortalecer su autonomía, entender que su cuerpo tiene que ser respetado y sus intereses protegidos por los adultos” “Esto de que un docente no le pueda mostrar un material cuidadosamente en el marco de la educación sexual integral a los niños en su aula, pero que estén absolutamente expuestos a encontrar pornografía en las redes sociales, es un contrasentido”

Señala la importancia de acompañar la decisión de la mujer sin presionarla y respetando su tiempo. Entre varios dispositivos de la ciudad, en el Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires se encuentra la oficina de violencia doméstica de la Corte Suprema (OVD) en Lavalle 1250, que funciona los 365 días del año durante las 24 horas prestando atención integral a mujeres que tienen intención de denunciar y avanzar por ese camino. Por otro lado hacen una entrevista integral con psicólogas y trabajadoras sociales. Dice: “Si bien hay recursos, nunca estuvieron muy bien articulados, muchas veces son las mujeres las que van armando ese camino singular, las que arman y articulan esos recursos tan fragmentados”

Claudia sostiene que siempre falta, por eso es importante seguir profundizando y construyendo “A los saltos buscando el cielo”.

Entrevista Completa a Claudia Teodori

(Foto de portada tomada de Educación 3.0)


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