Una usina de cultura de base comunitaria
Escrito por La Colectiva Radio el 18 de diciembre de 2025
El sábado 13 estuvimos participando de Ribera Grafica en la Usina Mutual Cultural que funciona en Santo Domingo 2752, en el barrio de Barracas. Parte de las actividades programadas fue el conversatorio sobre la situación de la Usina y sector cultural CABA, pusieron sus palabras, Caro Fernández (representante de La Usina) y Sol Copley (delegada ATE).

Empezamos con un montón de preguntas, la situación de la cultura en estos momentos tan difíciles, pero específicamente en el sector cultural saber que está pasando.
Comenzó Caro Fernández agradeciendo la presencia de todos en la Usina Mutual Cultural.
“Nosotros somos un colectivo de artistas, gestores culturales, vecinos, vecinas del barrio y de esta zona, de La Boca, Zona Sur y otras zonas, pero somos un colectivo de artistas la segunda generación de un proyecto que empezó en el año 95 en esta casa”.
“Heredamos esta casa y la personería jurídica de otra mutual, que es la mutual Los Corredores de Noel, que eran los vendedores de calle de la empresa Noel, que como Aguila, Bagley y demás fueron parte de este territorio antes de cerrar”.
La historia empezó con tres compañeras en este proyecto cultural, artístico, territorial, un proyecto que cree en el arte como herramienta de transformación social y de ellas heredaron esta casa, su personería y todo lo que estaba dentro.
“Ahora decimos cultura de base comunitaria, como son todas las miradas a lo largo del tiempo acerca de lo que hacemos en los territorios, que es gestionar espacios donde pasen la vida de las personas en comunidad, que no tengan la formalidad de la escuela, pero que sí tengan un marco de derechos. Somos un colectivo independiente, con la personería jurídica de una mutual y desde el año 97 trabajamos en convenio con el programa cultural en barrios, que depende de la ahora Dirección General de Promoción del Libro, las bibliotecas y la cultura. Lo cual me viene bien de pie para decir que estos programas socioculturales vienen resistiendo ajustes históricos, no solamente de esta última gestión de la ministra Ricardez, que está haciendo no solamente feroz el recorte, sino muy violento el trato para con las trabajadoras y los trabajadores de la cultura dentro del plano público “nos decía Caro.
Sol Copley comenzó con una anécdota del lugar,” Este lugar es algo que me liga a mí personalmente y mi ser militante a la usina. Yo conozco a las fundadoras, estas tres personas, las que le decían las Susanas. Son tres Susanas. Y las conocí mucho porque ellas eran compañeras de mi mamá de militancia en lo que fue la cooperadora de mi escuela de la primaria pública en Villa Lluro, se unieron para ver la manera de que la directora del colegio se fuera porque había sido una buchona de la dictadura. Y así se unen las Susanas con mi mamá y mi papá, la cooperadora del colegio, para poder expulsar a una persona completamente nociva para la educación pública. Y para mí tiene como esa significación tan fuerte de que parte de las personas que fundaron un lugar tan importante como este maravilloso centro cultural, no sé si lo sabían pero quería contarlo porque la verdad es que me parece importante, sobre todo para retratar algo que no existe en este momento”.


Sol reflejó que no existe empatía ni a nivel nacional, ni de la ciudad, que están en una embestida atrás de otra, pero que igual siempre siguen tratando de sostener desde el amor estos espacios.
Sol volvió a otra anécdota. “Cuando empecé a dar clases en el programa en el año 2000, el programa fue uno de mis primeros trabajos como docente y me acuerdo que el primer día que fui a dar clases, fui a reemplazar a una docente, a nosotros nos debían tres meses de sueldo, cosa que sigue pasando hasta hoy, 25 años después. Nos organizamos los compañeros y fuimos a un paro por tiempo indeterminado, así arranqué a dar clases, así fue mi primer día en el programa cultural en Barrios. Y recién en el 2005 conseguimos finalmente que un sindicato nos acepte, porque además también nos pasó en ese momento que como éramos contratados y monotributistas, ningún sindicato nos quería aceptar, ni hablar de los sindicatos de la CGT, pero tampoco muchos sindicatos compañeros que estaban en la CTA en ese momento nos querían aceptar porque había meses que nosotros no cobrábamos”.
“Una de nuestras batallas es el pase a planta transitoria, presentamos un proyecto de ley, que se niegan a tratar, es una de las tantas batallas que seguimos dando cotidianamente”


Muchas son las dificultades para sostener este espacio, los problemas y las situaciones se suman día a día, no solo los despidos, las bajas de horas, sino estos maltratos que vienen sufriendo los coordinadores, la quita de tareas, que hace que no puedan decidir ni siquiera lo que sucede en sus centros culturales, siendo que son los que conocen el barrio, los que conocen las tareas docentes, los que conocen qué viene haciendo cada docente, porque son los están ahí todos los días y los corrieron completamente de esas tareas, no los dejan decidir ni sobre la planta docente ni sobre las tareas cotidianas .
“La usina en ese sentido siempre fue la usina de gente que le pone el pecho cotidianamente a estas situaciones y también que es como una demostración de que no hay que perder las redes, de que no hay que perder el amor, de que hay que seguir batallando y ya sabemos que la única lucha que se pierde es la que se abandona, cueste lo que cueste, acá vamos a estar desde el sindicato, desde los centros culturales, dando todas las batallas que sean necesarias”, continua Caro.
Preguntamos cómo ven lo que se vienen, los jóvenes, la relación con ellos, el compromiso, qué hacer.
“Últimamente vengo escuchando mucho esto, nos estamos preguntando qué hacen los jóvenes y yo la verdad lo que me estoy preguntando es qué hacemos nosotres, o sea, interpelar a las personas de mi generación, qué estamos haciendo porque todas estas conquistas que veníamos obteniendo, que ATE pudo y supo canalizar en su momento, también fueron posibles porque teníamos un montón de compañeros y compañeras movilizadas, era otro momento, eran otros gobiernos, era otra la situación y la verdad es que teníamos un montón de compañeras que aunque no estuvieran afiliados a ATE venían a las movilizaciones” nos decía Caro.
“Yo también fui parte de ese proceso como docente, yo entré a trabajar en la usina en el año 2007, me acababa de mudar al barrio, soy docente de danzas folclóricas, era otro momento. Esa es una lectura histórica que me parece que tenemos que hacernos nosotres para después preguntarnos qué están haciéndo les pibis, porque yo veo todo igual que en mi generación. Veo pibis que nada les importa y veo pibis re comprometidos con lo que hacen y con lo que quieren hacer y en la búsqueda profunda de la ternura y de la amorosidad. Por eso cuando entran a este espacio, yo creo que se ve esta historia que contó Sol, yo lo tengo muy claro ese hito porque conozco a las Susanas que son las fundadoras de este espacio ,una de ellas la titiritera Susana Andriana, era titiritera y era la hija de los caseros de esta casa, Susana Barbera, socióloga y Susana Arario, psicóloga, tres compañeras llenas de amorosidad, de ternura, de militancia profunda, convencidas de los derechos que había que defender, convencidas de la democracia que queremos, me emociono obvio, porque es fin de año y diciembre y porque creo en eso y creo que eso se ve en esta casa cuando uno entra, pero también creo que es momento para rencontrarse, para organizarse.”
HD
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