El triunfo fue categórico ante Croacia. El 3 a 0 no deja margen a dudas y, por el contrario, deja un
entusiasmo que se trasladó a las calles de todo el país. Particularmente en CABA el epicentro fue el
Obelisco que se inundó de gente, pero también en Paternal y aledaños se festejó a lo grande. Ahora todas las ilusiones están puestas en el partido final contra Francia.
No había terminado el partido y ya el Obelisco era claramente el destino de miles de personas. En la
cancha todos hicieron lo suyo en un encuentro en el que Argentina no dejó lugar a dudas, goleó a su rival
que se limitó a sufrirla.
En la zona de la radio hubo algunos sitios emblemáticos, como el estadio Diego Armando Maradona,
donde se congregó buena parte del barrio. Sobre la avenida Boyacá al 2100 fueron cientos los hinchas
acompañados de bombos y banderas, que se acercaron al santuario, algunos a agradecer convencidos que el Diego estuvo presente y otros simplemente a celebrar a su nuevo ídolo, Lionel Messi.
En Palermo
Entre otros sitios, miles de hinchas siguieron las alternativas del partido en la pantalla gigante montada en la plaza Seeber del barrio porteño de Palermo, que fue cubierta de celeste y blanco por los visitantes que llegaban con camisetas de la selección argentina de distintas épocas, la mayoría de ellas con el 10 en la espalda y el apellido «Messi».
Los vendedores ambulantes aprovecharon para sumar a su oferta de las tradicionales camisetas de la
selección banderas, gorros, vuvuzelas, vinchas, remeras y muñecos con la cara de Messi y remeras con la
frase ya histórica «Andá pa allá, bobo».
De acuerdo a lo informado por la agencia de noticias TELAM, en el llamado «Fan fest» una multitud
también celebró el triunfo con el clásico cántico «el que no salta es un inglés», lo que causó una niebla
roja, producto del polvo de ladrillo de la plaza levantado por los saltos de la hinchada, y muchos
desconcentraron para ir caminando hasta el Obelisco.
En Villa del Parque
La Selección nuevamente generó una explosión de alegría que fue de los barrios al mundo. En particular
en la Comuna 11, hubo espacios donde se ocupó la calle con música y alegría. El más insospechado: la
esquina de Nazca y Lascano que esta vez sacó del centro de la escena a la caracterizada esquina de las
avenida Nazca y Álvarez Jonte. Es probable que la razón de esta elección por parte de vecinas y vecinos
fuera que de la peluquería Belladona sacaron a la Avenida Nazca un potente parlante y comenzó a sonar
música mundialista, desde cuartetos maradonianos a los más recientes.
Y el improvisado show se largó bastante antes que terminara el partido, de manera que para cuando llegó el pitazo final la fiesta estaba desatada y, como quedó dicho, la esquina de Lascano y Nazca fue un
encuentro de camisetas argentinas impecables o descoloridas, algunos y algunas con equipo completo,
otros en “cueros” o en “patas”, dependiendo de la urgencia por compartir una alegría inmensa, un
desahogo entre tanta malaria. Un buen momento para ser argentino, argentina, de identificarse con los
ídolos que esta vez hicieron sus magias y nos juntaron.
En pocos minutos, a la música se le intercalaron las explosiones de petardos y el humo celeste de las
bengalas. Nazca se redujo de carriles, pero a ningún conductor le importó y acompañó con bocinas y
banderas al festejo. En este lugar de la ciudad el festejo callejero no se prolongó tanto. Muchos se
encaminaron hacia el Obelisco esperando el 24, otros decidieron guardar pilas y garganta para el partido
del domingo, el último, el definitivo, el que puede inscribir la tercera estrella en las camisetas argentinas.
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