Ribera Gráfica: el sur imprime en colectivo

El sábado 13 de diciembre, el sur de la ciudad volvió a latir al ritmo de la gráfica colectiva. En la Usina Mutual Cultural, Santo Domingo 2752 en Barracas, se realizó la tercera edición de Ribera Gráfica, el encuentro organizado por la Asamblea de Gráficxs, que desde el sur de la ciudad impulsa espacios de producción, intercambio y visibilidad para el trabajo gráfico colectivo.

Desde temprano, la cuadra empezó a transformarse. Integrantes de la Asamblea y feriantes cortaron la calle, armaron gazebos y mesas, acomodaron sus producciones y pusieron en marcha una feria que mostró el trabajo compartido y las decisiones tomadas en conjunto. Mientras, dentro de la Usina se preparaba la cantina a cargo de La cocina de Julito.

A lo largo de casi una cuadra, más de veinte proyectos gráficos compartieron sus producciones: San Vecorta Ilustradora, Bestiario Gráfico, Aurora Polaris Ediciones, De la tierra venimos, Analu Lezcano, De fino libros, Liquenes editorial artesanal, Cero Dos Uno, Macal, Dejavu estampas y calzones, Vina mutante, Yupanqui arte gráfico, El Zócalo, Caminos Abiertos, Cooperativa Esquina Libertad, Matien Grabados, Mesa X Palestina, Cositas grafikas, Ar-volando encuadernación y gráfica, Sol Yonzo cerámica gráfica, Taller Rodó, Sin cauce ediciones y Hola Soy Raula.

Lxs artistas estuvieron presentes en cada mesa, conversando, explicando procesos, intercambiando experiencias sobre sus Ilustraciones, serigrafías, grabados, fanzines y encuadernaciones artesanales. La feria funcionó como espacio de encuentro entre pares y con el público, lejos de los circuitos más centralizados de la ciudad, pero dialogando con toda la escena gráfica porteña.

La mesa gráfica fue otro de los núcleos del evento. Coordinada colectivamente, permitió que artistas y participantes fueran rotando para estampar en vivo. Cada imagen surgió del cruce entre distintas manos y miradas, y cada estampa se convirtió en un registro material de ese hacer compartido.

Radio La Colectiva acompañó la jornada con la radio abierta Somos trinchera, un espacio impulsado junto a la Asamblea donde circularon las voces de lxs feriantes, artistas y organizadorxs. Micrófono abierto para contar cómo se produce gráfica desde el sur, cómo se sostiene el trabajo autogestivo y por qué estos encuentros siguen siendo necesarios.

A lo largo del evento, se organizaron 3 conversatorios. El primero, “Nadie se salva solo. Cooperativismo y organización de lxs trabajadorxs”, puso palabras a una certeza compartida. Integrantes de la Cooperativa Esquina Libertad y de la Cooperativa El Zócalo compartieron experiencias donde el trabajo gráfico se cruza con la economía solidaria, los derechos humanos y la gestión colectiva como forma de resistencia cotidiana.

Luego, el foco se corrió a la situación de los espacios culturales en la Ciudad de Buenos Aires. Desde la experiencia concreta de la Usina Mutual Cultural —histórica sede del Programa Cultural en Barrios— se expuso una realidad marcada por recortes, pérdida de horas cátedra y precarización laboral. No como queja abstracta, sino como relato encarnado en quienes sostienen esos espacios todos los días. También participó una delegada de ATE Capital sumando el trabajo y apoyo de los gremios.

También hubo lugar para pensar el arte en la calle, desde la experiencia de Comando Nélida, colectiva que trabaja con tácticas artísticas y activismos contemporáneos, llevando la gráfica al espacio público como herramienta política y poética.

Además, Comando Nélida junto a Vivas nos queremos realzaron una pegatina en paredes cercanas a la Usina. 

Durante la tarde también se realizaron talleres abiertos de xilografía y fanzines, pensados como instancias de transmisión horizontal de saberes. Aprender y producir se mezclaron sin roles fijos, reafirmando una práctica donde el conocimiento se construye y se comparte en comunidad.

La muestra colectiva Del Río al Mar aportó una dimensión sensible y política. Barquitos de papel intervenidos en apoyo a Palestina libre, producidos en talleres abiertos impulsados por la Asamblea, se presentaron como una imagen colectiva de solidaridad construida desde lo gráfico y lo artesanal.

El cierre musical estuvo a cargo del Violinista del Amor, con canciones atravesadas por la memoria, la política y la sensibilidad popular y acompañando el final de una jornada donde el arte fue encuentro, organización y territorio. 

Ribera Gráfica volvió a demostrar que cuando el arte se organiza, ocupa la calle y se hace entre pares, no solo produce imágenes: produce comunidad. 

Ribera Gráfica volvió a dejar una marca clara. Desde el sur de la ciudad, la Asamblea de Gráficxs y lxs artistas que la integran imprimen imágenes, vínculos y sentidos que no quedan en el barrio. Circulan, dialogan y hacen visible que la comunidad gráfica de Buenos Aires también se construye desde acá.

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