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«El daño que se les hace a nuestros árboles no se recupera ni en 50 años»

Escrito por el 1 de agosto de 2025

El arbolado urbano es un tema con múltiples abordajes por la cantidad de agravios y ataques que reciben a diario el conjunto de árboles y arbustos que habitan la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Desde Radio La Colectiva, en su paso por el programa Voces desde la Paternal, charlamos con María Angélica Di Giacomo, química, investigadora y docente argentina, fundadora del colectivo «Basta de Mutilar nuestros Árboles» y reconocida activista en defensa de estos seres vivos.

Este colectivo fue creado en el año 2012 por María Angélica y sus miembros son personas que conocen los beneficios de una arboleda frondosa y dedican tiempo para trabajar por la conservación y protección del patrimonio arbóreo de la ciudad y por detener su destrucción y maltrato.

En todos estos años, han desarrollado acciones en distintos niveles, participando de audiencias públicas y proyectos de modificaciones de leyes, solicitando reuniones con funcionarios, y  presentando pruebas y siendo testigos en la acción de amparo presentada por la Dra. Claudia Heras que motivó el dictado de una medida cautelar en 2017 y un fallo ejemplar del juez Guillermo Scheibler en 2021. Todas las apelaciones del GCABA fueron desestimadas por la Cámara de Apelaciones en lo CATyRC.

María Angélica nos contó que son muchas las maneras en que se está dañando el arbolado, y que se relacionan tanto con el código urbanístico como con el plan urbano ambiental, el código ambiental y la falta de conocimiento de la ciudadanía sobre qué es un árbol. “El árbol es un ser vivo, un bien común de carácter patrimonial. Los árboles son los seres vivos más longevos, están desde antes que nosotros naciéramos y si no los talan podrían estar después que yo me vaya de este mundo. Además, tienen algunas características que los hacen maravillosos, como por ejemplo, que en su alimentación no tienen que matar a nadie, porque se alimentan con un gas de efecto invernadero, como es el dióxido de carbono y de una cucharadita de café de lo que hay en la tierra y el agua.”

Este desconocimiento sobre cómo funciona un árbol, hace que existan una variedad de creencias que no tienen fundamentos científicos, o sea, mitos extendidos en la comunidad, como por ejemplo que al árbol hay que podarlo porque crece más fuerte, que hay que podarlo en los meses sin R, que las raíces son del mismo tamaño que la copa, y muchos más. “Esos mitos sirven para alimentar un negocio redondo, como es el del arbolado y la poda” sostiene María Angélica.  

El daño que se hace con la poda es irreparable y Maria Angélica lo explicó de esta manera: “Sin hojas el árbol no puede nutrirse, porque en las hojas ocurre no solo la fotosíntesis, sino todos los fenómenos que a nosotros nos proporcionan beneficios como seres humanos, como por ejemplo la disminución de la temperatura. No es lo mismo un árbol que un techito, porque los árboles bajan la temperatura por un proceso biológico que es la transpiración. Y eso ocurre en cada hoja. Hoja que perdemos, menos transpiración, menos fotosíntesis, menos dióxido de carbono que se fija y se transforma en glucosa que luego es el alimento del árbol, y que también sirve para armar su estructura. Por lo tanto, sacarle hojas a un árbol es como si a nosotros nos sacaran un pedazo de estómago, un pedazo de pulmón.”

En relación a cómo está el arbolado en la ciudad, se puede observar que quedan muy pocos árboles enteros por efecto de la poda y están llenos de heridas que les cuesta mucho curar. “Al no saber qué produce la poda en el árbol, al desconocer que esto se trata de un negocio redondo, porque cuanto más podamos más se enferma un árbol, estamos pagando podas reiteradas y sistemáticas. Después pagamos la extracción, porque el árbol se ahuecó por dentro o se cayó porque le cortaron las raíces o porque no tiene la forma la arquitectura natural o está en peligro de caerse, entonces lo talamos. Luego aparece la reposición. Ese árbol nuevo que se planta tiene dos caminos. Si se muere, mejor para ellos porque plantan otro y nos cobran otro. Si no se muere, entra en el negocio redondo de la poda. Ese es el círculo”, agrega la entrevistada.

Todo lo proveniente de podas y caídas de árboles en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, son procesados en el Centro de Reciclaje de la Ciudad (CRC) en Villa Soldati, donde cuentan con una planta de forestales especializada en su tratamiento. María Angélica afirmó “Todo lo que sale del negocio redondo de la poda va a parar a la empresa que el gobierno de la ciudad tiene en Villa Soldati, lo que ellos llaman residuos forestales, como si fuera basura, nosotros las llamamos entidades constitutivas de seres vivos. Usan todo, se usa la resina y se vende. O sea que es aún más redondo el negocio. La gente lo desconoce, no sabe la cantidad enorme de nuestra plata que estamos poniendo en destruir nuestro arbolado.”

Otro de los temas al que se refirió Maria Angelica Di Giacomo es el cemento en las planteras y los efectos que esto produce en los árboles. “Esto es ilegal. El Artículo 9 de la ley 3263 (Ley de Arbolado Público Urbano) dice que está prohibido achicar la superficie absorbente de la plantera. Hay varios daños que se producen. El cemento hace que cuando llueve el agua no penetre hasta las napas a través de la plantera y, por otro lado, el árbol recibe menos agua y hay menos oxigenación del aire y de la tierra. Las raíces son seres vivos, respiran, son parte de un ser vivo, tienen células que tienen que hacer respiración, necesitan oxígeno. Con el cemento se traba toda la cadena biológica de los seres vivos que dependen del árbol, por ejemplo, los pájaros, que van a buscar comida. Nosotros tenemos 380 mil árboles solamente en las veredas, según el censo de 2019. Imaginemos que esas 380 mil planteras estuvieran bien hechas, o sea, de 80 cm. de lado y de 1 metro de lado según la especie, y además dejar 5 cm desde el nivel del cemento y la tierra. Entonces, pensemos en una lluvia copiosa, toda esa agua en vez de ir a los sistemas de desagüe, ¿a dónde puede ir? A la tierra. Y se filtra hacia las napas, con lo cual tenemos todavía más agua en las napas, además de favorecer la vida del árbol. O sea, es muy importante que las planteras se hagan como dice el pliego de licitación y nunca cubrir el cuello del árbol con tierra.”

“El daño que se les hace a nuestros árboles no se va a recuperar ni en 50 años”, afirma María Angélica. Y concluye: “Los árboles tienen que ver con nuestro paisaje, con nuestra historia. Son los seres vivos más longevos, tienen que ver con nuestra identidad barrial y con nuestra memoria, nuestra memoria individual y social. Entonces, además de ser nuestro patrimonio natural, es nuestro patrimonio cultural”.

Para acceder a más información y comunicarse con el colectivo “Basta de mutilar nuestros árboles”, pueden seguir su cuenta en Instagram, Facebook, X y en YouTube.


Si querés salvar un árbol que están podando o extrayendo, podés acceder acá a algunos instructivos por poda, extracción, plantación o vandalismo.

Escuchá la entrevista completa acá:


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