Día del subte
Escrito por La Colectiva Radio el 24 de noviembre de 2023
Vuelve el paseo histórico en las “brujas” para celebrar los 110 años del Subte, un viaje para disfrutar en sus vagones con tanta magia. Recorridos con sonidos perdidos en los años, solo un poco imaginación y se podrá pensar quien estuvo sentado aquí, quien creció realizando este recorrido todos los días. Una experiencia inolvidable
Hay que anotarse para para participar del recorrido a bordo de los coches La Brugeoise entre las estaciones Perú y Acoyte. Además habrá una muestra fotográfica en la estación Facultad de Derecho.
1 de diciembre, Subterráneos de Buenos Aires S.E. y el concesionario Emova, organizan una nueva edición del Paseo Histórico en los clásicos coches La Brugeoise, que inauguraron la Línea A. Para el circuito de recorrido se recreará el ambiente de principio de siglo XX, habrá música en vivo y parejas de baile que acompañarán la espera.
Serán tres trayectos entre las estaciones Perú y Acoyte, de 40 minutos de duración cada uno, durante los cuales una guía de turismo contará la historia tanto de los coches como de los comienzos del subte. El primero de ellos comenzará a las 00 h del sábado 2 de diciembre, luego de finalizado el servicio habitual.
Los coches La Brugeoise, declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, corrieron durante casi cien años por la Línea A, la primera línea de subte en Latinoamérica. Fue inaugurada el 1° de diciembre de 1913, con un recorrido que unía Plaza de Mayo con la Plaza 11 de Septiembre (actualmente Plaza Miserere).
Los comienzos del subte
El ingeniero Pedriali Este ingeniero italiano, Giuseppe Pedriali, llegaba a la Gerencia de la Compañía Inglesa Anglo Argentina, después de una brillante trayectoria en Europa. Por su iniciativa y tesón, Buenos Aires se convirtió en la primera ciudad iberoamericana y del hemisferio sur en estar dotada de un “metro”, que aquí se lo llamó “subterráneo”, aunque su nombre oficial era Tranvía Subterráneo. Esta denominación se dejó de usar a través de los años y hoy se lo llama simplemente “subte”.
La colectividad italiana rindió homenaje al Ingeniero Giuseppe Pedriali acuñando una medalla recordatoria con su retrato y el rey de Italia lo nombró Cavaliere de la Orden de la Corona de Italia.
Su actividad al frente de la Compañía Anglo Argentina no sólo se extendió a su trabajo específico como ingeniero, sino que también construyó un hospital modelo en su género para los empleados de la empresa, ubicado en la esquina de Rosario y Avenida La Plata. Esta obra social fue una avanzada casi revolucionaria, que muy pocos gremios poseían por aquel entonces. Y tampoco descuidó la fundación del llamado Club de Empleados del Tranvía Anglo Argentino, que luego llevó su nombre, como lugar de esparcimiento y relaciones sociales entre todos los empleados de la empresa. Años más tarde regresó a Italia, donde falleció.
En Buenos Aires, la Línea A comenzó a tomar forma en 1909, cuando el Congreso Nacional sancionó la Ley 6.700, que autorizó al Ferrocarril del Oeste a extenderse bajo tierra hasta el puerto de Buenos Aires –que era su principal intención-, mientras que la Municipalidad emitió una ordenanza que permitía a la Compañía de Tranvías Anglo-Argentina construir y explotar una red de subterráneos que, en una primera etapa, uniría Plaza de Mayo con Primera Junta.
El subterráneo de Buenos Aires, inaugurado el 1 de diciembre de 1913 por la empresa privada «Compañía de Tranvías Anglo Argentina» (C.T.A.A.) , fue el primero de Latinoamérica y del hemisferio sur.
Esta primera línea de la red porteña fue la única excavada íntegramente a cielo abierto, rompiendo las calles para cavar profundas zanjas que más tarde se techarían. El primer pozo comenzó a cavarse el 15 de septiembre de 1911, un hito que contó con la presencia del Presidente Roque Sáenz Peña y del intendente municipal Dr. Joaquín de Anchorena.
En la obra trabajaron 1.500 hombres, seis de los cuales perdieron la vida a causa de un desprendimiento de tierra. Asimismo, con ayuda de máquinas a vapor importadas de Inglaterra, se retiraron del subsuelo 440.000 metros cúbicos de tierra que luego se utilizaron para rellenar las zonas bajas aledañas al Cementerio de Flores y la Avenida Vélez Sarsfield.
El túnel de doble vía, y de más de siete kilómetros de longitud, demandó además 31 millones de ladrillos, 108.000 barricas de 170 kg de cemento, 13.000 toneladas de tirantes de hierro y 90.000 metros cuadrados de capa aisladora.
Los detalles de su terminación, iluminación, ventilación y estética fueron cuidadosamente elaborados, destacándose como ejemplo la utilización de distintos colores de azulejos para las guardas de cada estación, al efecto de que quienes no supieran leer pudieran ubicar sencillamente su estación de destino.